lunes, 27 de abril de 2009

Saga La Flor de Jade. El Enviado. Jesús Barona Vilches

Jesús Barona Vilches es la última apuesta de Mundos Épicos Editorial y con El Enviado, dentro de la Saga La Flor de Jade, está conquistando a una gran mayoría de las personas que ya estamos sumergidos tanto en su mundo como en su historia.

En las pasadas jornadas lúdicas Tierras Baldías, organizadas por la asociación de rol juvenil de dicho nombre, tuvimos la ocasión de, además de presentar su libro y hablar un poco con él de las cuestiones más fundamentales como creador literario.



Nombre: Jesús Barona Vilches
Fecha de nacimiento: 24/12/1976 Córdoba
Residencia actual: Córdoba
Estudios: Licenciado en Historia

EyB: ¿Cuáles son tus libros favoritos? ¿Tus influencias literarias?

Si tuviera que elegir con al corazón y no con la cabeza, aquellos libros de los que guardo un especial cariño por la trascendencia de su lectura y en la edad en la que lo hicieron, sin duda hablaría de aquellas “colecciones de elige tu aventura”. Como calidad literaria son más que discutibles, pero lo que supuso para mi alma hambrienta y virgen de 8 o 9 añitos acceder a un mundo en el que sentirme verdaderamente protagonista, no tiene parangón ni precio. Los habré leído miles de veces y aún los conservo. De entre ellos, el primero: Retorno a Brookmere de Rose Estes y el mágico El Hechicero de la Montaña de Fuego de Steve Jacson e Ian Livingstone creadores de Games Workshop y Citadel. Ningún libro llega a impactarte como el primero.

EyB: ¿Y tus películas favoritas?
Por encima de todas: Dentro del laberinto. La fantasía mágica nunca fue más fantástica ni mágica que en aquella película. En mi imaginación recorrí cien veces ese laberinto de la mano de aquella jovencísima Jennifer Connelli y me enfrentaba al seductor Jareth, rey de los Goblins, para rescatar a su hermanito… ¡qué recuerdos!.

Me marcaron otras genialidades como Cristal Oscuro o Krull, la Princesa Prometida (no es de mis favoritas, algo empalagosa) o Lady Halcón. Fuera del género, me gusta el cine de autor, no aburriré con títulos; y cualquier cosa que haya salido de la mano de Matt Groening o los Monthy Python.

EyB: Tu Música favorita es...

Me gusta la música atmosférica, que crea ambientes y dibuja sensaciones. Mi grupo favorito es Depeche Mode. Luego hago guiños al metal gótico (mis raíces son metaleras), algo de música céltica y me encanta el Fado para los momento sensibles y el Tango para los momentos canallas.

EyB: ¿Tienes alguna afición más?

Soy practicante de Yoga y me gustan los planes sencillos con buenos amigos en ambiente íntimo. Un placer indescriptible: ver una buena película en casa rodeado de amigos de toda la vida.
El mejor plan: una buena conversación.

EyB: Tu obra. ¿Cuáles han sido tus inicios y referencias?

Comencé, como muchos en mi situación, seducido por la poesía en plena adolescencia. Escribí varios poemarios que quedaron inéditos en su conjunto, aunque muchos de sus poemas vieron la luz en distintos medios. Esta vinculación con el verso aún me sigue y determina en gran medida mi manera de concebir las historias. Aunque me reconozco como narrador, trato de revestir de un lirismo personal mis páginas. Huyo de las historias de amor al uso y de las situaciones dulzonas a las que frecuentemente se relaciona el término “romántico”. Mi adscripción al Romanticismo es mucho más pura, más siniestra, sangrante y desgarrada. Pronto encontré la vocación narrativa y el proyecto de Flor de Jade comenzó a cobrar sentido ligado fuertemente a mi experiencia con los juegos de rol de los que soy un gran aficionado. Escribí mucho rol, tanto manual como aventuras, la mayoría para uso personal, sin ninguna finalidad editorial, aunque existe una pequeña aventura publicada (Amanda Trémula, et Aeterna Ultor Anima, rolatos de Crom, ed. Quepuntoes, 2002) para el juego de rol español Aquelarre, la Tentación.
Llegué al mundo del rol a través de los libros de “elige tu aventura”. Reconozco que hicieron de mi un pésimo lector en mi adolescencia (es difícil volver a la lectura pasiva cuando esos libros te ofrecían un cosmos experimental sin límite) pero despertaron poderosamente mi imaginación y me dieron las claves para “sentir personajes” que el rol elevó hasta cotas insospechadas. El Rol me permitió poder meterme en otras pieles, sentir como personaje y construir historias. Fue (y sigue siendo) un teatro de operaciones, un campo de ensayos y una fuente inmejorable de experiencia e inspiración para mis obras, por lo que me obliga a crear, a construir y experimentar.

Luego tengo cientos de miles de fuentes de inspiración. Mis lectura, ya he confesado, no son de género por lo que no me siento especialmente deudor de la literatura fantástica; no obstante ha habido libros, películas, canciones, imágenes, personas y experiencias que han sido para mí insustituibles para hacerme el tipo de narrador que soy.

EyB: ¿Tienes metodología de trabajo a la hora de escribir?

El metodismo y yo nos llevamos fatal. Soy bastante caótico. Todos mis intentos de consignar un material de trabajo de apoyo terminan en un rotundo fracaso, así que prefiero guardarlos donde no puedo perderlos: Mi cabeza. Soy escritor intuitivo y sólo planteo bosquejos generales que en sucesivos borradores van cobrando solidez y consistencia. Sé de dónde parto a ya dónde quiero llegar, pero dejo que sea la historia y sus personajes quienes encuentren por sí solos su propio hueco y dirección. Dejo respirar a la obra, trato de cocerla a fuego lento y en ocasiones soy el primer sorprendido con el giro de alguna situación. Esa posibilidad de que mi propia obra me sorprenda es uno de los mayores placeres que encuentro en este oficio. Esa es una experiencia que queda para mí y que no puedo compartir con mis lectores. Para que un capítulo llegue a tener la consistencia debida, han nacido y muerto en ese mismo capítulo cien posibilidades que el lector desconocerá siempre. Esas páginas alternativas, esos caminos cerrados, esas posibilidades nunca nacidas son mi pequeño privilegio. Para nada pretendo controlarlo todo. Eso si, escribir necesita una disciplina que asumo con toda naturalidad y responsabilidad.

EyB: ¿Cuándo decidiste dedicarte a esto de la literatura de género épico y por qué?

Supongo que uno no decide “hacerse” escritor, sino que se da cuenta en algún momento de la vida. Pienso que el escritor nace y en algún momento se da cuenta de ello. Es cuestión de pulsiones vitales, de necesidades del espíritu. La técnica puede aprenderse y con mucha facilidad, pero si detrás no hay una verdadera pulsión, una necesidad vital, como comer o respirar, sólo es una carcasa que responde más a necesidades de ego que a verdadera vocación. La técnica sin alma es sólo técnica.

En mi caso fue en el instituto cuando comprendí que lo que yo hacía no estaba al alcance del resto de mis compañeros y que tenía una habilidad especial, natural digamos, para plasmar historias en el papel, aún sin pretenderlo. Son tus profesores, habitualmente, quienes se percatan de ello. En mi familia no se le había dado, por entonces, la mayor importancia. Uno mira hacia atrás y comprende que siempre ha estado escribiendo, que sus demonios, su pequeño mundo infantil, adolescente habían cobrado vida siempre desde las letras y no lo sabía. Con todo, en mi caso fue bastante tarde, de hecho muy recientemente, cuando decidí hacer de ello la dedicación central de mi vida. Ya había tres volúmenes terminados de esta Saga, con eso lo digo todo. Es el momento en el que uno decide saltar al mundo editorial de manera profesional, en mi caso muy reciente. Eso no impide haberse sentido escritor desde hace mucho tiempo. Para mi fue realmente traumático asumir que si no me dedicaba a esto con todas sus consecuencias nunca sería un hombre completo y feliz.

La elección del género… creo que él me eligió a mí y no al contrario. No, en serio; supongo que soy deudor de mi propia experiencia y trayectoria vital. Cayeron en mis manos aquellos libritos modestos de “elige tu aventura” que fueron los que me sumergieron en verdaderas aventuras como jamás he vuelto a experimentar con aquella intensidad y, supongo, la pervivencia de mi afición al rol. Probablemente sin ellos hubiese terminado escribiendo igualmente, pero con seguridad no Fantasía Épica.

EyB: Háblanos de La Flor de Jade.

La Flor de Jade es una saga de inspiración Épica Fantástica que a mi me gusta denominar Ópera fantástica. Se trata de una pentalogía cuyo primer volumen, El Enviado, acaba de salir publicado en Abril de 2009, hace un mes aproximadamente.

EyB: ¿Qué tiene de especial?

Quizá no soy el más indicado para responder eso. Debe decirlo el lector. Puedo hablar de lo que ofrezco o pretendo ofrecer: Un universo sólido de fuertes basamentos históricos con unos personajes tremendamente heridos y una historia de horizontes ambiciosos donde la épica se instala en cada diálogo, en cada pasaje y en cada momento de acción.

EyB: ¿Épica en cada diálogo?

Para mí la épica no es un género sino una manera de concebir la forma de narrar. Si se reserva la épica para los momentos de acción, desaprovechamos buena parte de su potencial. Todo el libro debe de respirar épica, cada rincón debe inspirar esa sensación inabarcable que ofrece el género, sus personajes deben ser sólidos, los diálogos potentes, las imágenes deben de cargarse de dimensión, el tono narrativo ser elegante y se ha de jugar con el lector. Para mí eso es épica y no sólo un buen combate con espadas; y eso es lo que trato de ofrecer.
EyB: ¿Hay mucho de “eso” en El Enviado?

El Enviado es el inicio de la historia, así que puedo decir que empieza a haber de “eso” en el Enviado y crecerá y se multiplicará en las siguientes entregas. Es una única historia jalonada en cinco volúmenes. Tengo dos metas en esa historia: Dejar al lector con necesidad vital de conocer lo que queda por venir y superar en tono y expectativas cada nuevo volumen. Hay tres escritos y de momento lo creo conseguido… habrá que esperar a ver si el público lo confirma; por el momento aquellos que ya han comenzado la lectura del libro y han comentado en foros parecen entusiasmados. Esperemos que las opiniones sigan en esa línea.


EyB: ¿Crees que la Fantasía Épica es un género adolescente?

Ese es un estigma generalizado y ciertamente malintencionado del que los escritores de este género deberíamos huir o procurar huir por que conlleva dos silogismos profundamente erróneos, el primero es asimilar Fantasía con adolescencia y el segundo, velado, asimila adolescente con lector sin criterio o sin formar.

El primero nos trata de advertir que el género fantástico no es lo suficientemente “serio” como para interesar a un público entendido como adulto. El segundo infravalora al adolescente, lo cataloga como lector menor, de segunda. Personalmente respeto mucho al adolescente que lee, independientemente de lo que lea o de sus gustos literarios.

Soy consciente de que existen fenómenos editoriales dirigidos especialmente a un tipo de público y el caso de la literatura adolescente los tiene, pero también los tiene el fenómeno del Best Seller en general ¿o no está igualmente dirigido El Código da Vinci a un prototipo concreto de lector?
Ahora, pensar que el género de la Fantasía, épica o no, sólo interesa a los adolescentes es como pensar que Los Pilares de la Tierra sólo puede interesar a los historiadores: Una solemne tontería.

Un buen libro es siempre para todos los públicos, independientemente de su género. Es cierto que habrá un arquetipo de lector más tentado que otro a consumirlo y, en nuestro caso, el público adolescente o joven en general puede ser el perfil lector más natural, pero eso no vuelve a nuestra literatura exclusiva de ese grupo. Debe ser el talento del autor y la madurez de su obra la que lo hagan, primero ganarse a su público inmediato y luego trascender de ahí y abrazar a otros lectores. No es cuestión de orientación del género literario, sino de la calidad obras que se encuadren en él. Hay malas obras en el género fantástico, como las hay en todos los géneros.


EyB: ¿Cómo se consigue ser un buen escritor?

Habría que preguntárselo a un buen escritor. Y lo que es más difícil, concretar qué es un “buen” escritor. ¿Lo es quien tiene el beneplácito del público? ¿El de la Crítica? ¿El de la crítica especializada? ¿El de todos? ¿Se puede contentar a todos si mermar la calidad de una obra?
Realmente creo que se debe ser un escritor honesto, ante todo. Tener algo que decir, necesitar hacerlo y contar la historia que queremos compartir, sin concesiones y sin mayores pretensiones.
La mayor preocupación de un escritor ha de ser escribir, ninguna otra.
Creo que si alguien decide entrar en este circo caníbal motivado por ilusiones de éxito, cautivado por esa aureola bohemia y glamurosa que parece que tiene la figura social del escritor, seducido por la idea de ser reconocido o de convertirse en una figura pública y millonaria al corte de los grandes “bestsellistas”, está en su derecho, pero probablemente ofrecerá, literariamente, flores de un día.



Negrita EyB: ¿Qué consejos les darías a las personas que se inician?

Soy enemigo de dar consejos, pues no esconderé que aún necesito muchos, pero si tuviera que incidir en algo iría en la idea de lo antes mencionado.

Primero una mirada interna, honesta, hacia nosotros mismos y saber qué nos motiva a emprender este oficio. Escribir (no publicar, presentar o vender…) debe de ser nuestra única prioridad y motor. Escribir nace de una necesidad interna e íntima… si no es así, es sólo ego que necesita ser saciado y no recomendaría iniciase en esto si no es por pura y dura vocación.
Luego, ser honesto con la obra, escucharla, ser sensitivo a ella y darle lo que pide.

Más tarde, armarse de paciencia, coger mucha, toda la que encontremos y cuando creamos que ya no podemos abarcar más, pararnos, y recoger otra poca.

Fe en uno mismo, imprescindible, siempre conociendo nuestras limitaciones y siendo conscientes que andar hace camino y que siempre podemos (y debemos) aprender más y mejorar.

No hay que confundir la fe en uno mismo con la testarudez o la estrechez de visión, hay que ser razonablemente permeable; ello nos permitirá saber discriminar las críticas y a las personas que nos critican: no toda mala crítica es nociva, ni toda alabanza, positiva… hay que tener cuidado con las críticas sin fundamento y con las personas que nos las hacen, independientemente del tono de las mismas. Dejarnos encumbrar por elogios vacíos es tan peligroso como rendirse ante las críticas despiadadas. Mostrar nuestro trabajo a mucha gente y de perfiles muy diversos es una buena manera de testar el tono general de las críticas hacia nosotros. Si sólo enseñamos nuestro trabajo a los amigos cercanos o a las personas que pueden verse atraída por nuestras historias, puede ser una bonita manera de autoengañarse.

Si tras todo esto persiste el ánimo… ¡A pelear! La oportunidad se presenta cuando menos lo esperas.

Entrevista cedida por www.espadaybrujeria.com

1 comentario:

Josema Beza dijo...

Más que interesante la entrevista...

Respecto a El Enviado, hoy he iniciado su lectura y como comentario inicial, me encanta la forma narrativa/comunicativa que tiene este escritor.

Un abrazo